«La historia de América, de los incas a acá, ha de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra. Nos es más necesaria. Los políticos nacionales han de reemplazar a los políticos exóticos. Injértese en nuestras repúblicas el mundo; pero el tronco ha de ser el de nuestras repúblicas. Y calle el pedante vencido; que no hay patria en que pueda tener el hombre más orgullo que en nuestras dolorosas repúblicas americanas».
José Martí, 1891.
«La heterogeneidad de la cultura latinoamericana y del Caribe rebasa las divisiones geopolíticas de nuestros países. Existen áreas fronterizas que delimitan territorial pero no culturalmente nuestro espacio. De ahí que junto al análisis de la reflexión culturológica se imponga como una de las tareas a largo plazo, la elaboración de un atlas etnocultural de América Latina y el Caribe, diferente a los levantamientos cartográficos de tipo físico y político».
Leopoldo Zea, 1986.
Se busca que el Atlas sea una herramienta pedagógica que aporte en la tarea de concretar la permanente voluntad de integración de nuestros pueblos, ya que reconocemos que América Latina como Patria Grande, constituye una nación que ha sido desmembrada por intereses ajenos. Desde tal convicción, nos proponemos contribuir a la reflexión sobre la importancia de la unidad regional en pos de alcanzar la justicia social y la emancipación definitiva de nuestros pueblos.
Quienes han trabajado en esta obra son conscientes también del desafío que implica hacer historia reciente. Todos asumen su vinculación con los acontecimientos contemporáneos y con muchos de los procesos que el Atlas aborda. Esto no implica el abandono de la seriedad en la investigación a partir del estudio de fuentes y documentos, que han permitido al grupo en su totalidad analizar críticamente los procesos referidos al siglo XXI. Es preciso aclarar que el Atlas no pretende ser neutral ni «objetivo» ya que se considera que detrás de la llamada «objetividad científica» hay siempre proyectos políticos e ideológicos. El científico social se sabe sujeto y objeto de la historia y del conocimiento, reconoce los ocultamientos y los descubrimientos de un pasado que busca reconstruir.
Para el Atlas esa «neutralidad» esgrimida por otros acercamientos y estudios a la realidad latinoamericana, asumida en otros abordajes gnoseológicos que presumen la objetividad de sus recortes, de sus periodizaciones o de su producción intelectual y pedagógica, no es posible. En este sentido, muchos de los trabajos de investigación de Nuestra América, estuvieron preñados de racionalismo y de iluminismo, cuando no de positivismo. Ideas, valores y creencias surgidas sobre todo en Europa, se tomaron como superiores y objetivas desconociendo la historicidad de las ideas, costumbres y creencias de otros pueblos. No solo desde el positivismo se produjo esta situación, también para algunos teóricos y políticos que se decían «materialistas dialécticos», aunque no fueran ni materialistas ni dialécticos a la hora de analizar la historia nacional, tomaron categorías abstractas surgidas en otras latitudes como si fueran entes metafísicos, atemporales y ahistóricos, creyendo que podían utilizarse omnímodamente para analizar cualquier contexto.
En este sentido, el Atlas busca en su investigación histórica aportar a la conceptualización de categorías de análisis desde una perspectiva latinoamericana, ya que se considera necesario generar producciones que aborden la historia regional desde una matriz de pensamiento autónoma, propia y de orientación nacional y popular. Por otro lado, cabe aclarar que en el análisis realizado de los procesos históricos, no se pretende una descripción exhaustiva. Por el contrario, buscamos rescatar aquellas huellas que dan cuenta de los derroteros de los pueblos latinoamericanos en la búsqueda por lograr una patria más justa, más soberana e independiente. Por ello, el Atlas recorre el pasado para comprender las causas de la balcanización regional y las luchas por la integración, a fin de rescatar los avatares de los pueblos en pos de alcanzar una mayor igualdad social, y construir una región soberana sin la injerencia de los poderes imperiales. Nos miraron estratégicamente desde Europa para colonizarnos y dominarnos. Será necesario mirarnos como un todo para liberarnos.
En el marco del cumplimiento de los Bicentenarios de la independencia de muchos de los Estados que componen la Patria Grande, el Atlas tiene como objeto de estudio el período histórico que abarca desde el inicio de las luchas por la emancipación a principios del siglo XIX, hasta la actualidad. Sin embargo, consideramos necesario incorporar las etapas históricas precedentes, ya que no puede entenderse la independencia sin conocer la etapa colonial, el proceso de conquista europea y la historia de los pueblos originarios. Por eso, el lector encontrará un apartado que presenta algunas reflexiones sobre la etapa acontecida entre el poblamiento de América y la crisis de finales del siglo XVIII. De ninguna manera se busca realizar un desarrollo fáctico lineal o global de esta etapa, sino abordar algunos contenidos seleccionados a fin de trazar líneas de continuidad y ruptura que permiten reflexionar sobre los procesos del siglo XIX y XX, pero también sobre nuestro presente y el porvenir de Nuestra América en construcción.
Este sitio es la versión digital de la obra publicada en 2016 por la Editorial de la Universidad Nacional de Lanús (Edunla) en tres Tomos. El portal permite el acceso a la totalidad de sus contenidos pero no de forma lineal. Para acceder a los PDF de la obra completa puede hacerlo aquí: